Vió la hora y decidió dormir, al día siguiente tendría un concierto, era solo una voz mas en el coro pero al fin y al cabo era su responsabilidad acudir. Aunque nadie de los que había querido invitar estarían para verla, ella no quería fallase, así que simplemente se dejo llevar al mundo de los sueños.
Al principio parecía que todo andaba bien... había salido de su casa con tiempo y se dirija al ensayo pre-concierto. Pero lentamente las calles empezaron a retorcerse, las luces estallaban y los vidrios revotaban por doquier, de las nubes se desprendían pequeños trozos de escarcha que cortaban todo a su paso... en ese momento todo oscureció.
Se despertó sentada en un banco de la Plaza Flores, en frente del arenero, en el cual dos amigas se divertían en las hamacas de manera infantil, al principio le pareció estupido, pero cuando se quiso dar cuenta estaba riendo y corriendo hacia ellas. Justo cuando quiso entrar al arenero las rejas se cerraron en su cara y la arena desapareció, del otro lado de las rejas estaba la calle Pringles donde se cruza con San Pedro, sentía una gran desesperación por salir, lloraba y gritaba pero las rejas eran muy altas para intentar treparlas. Una maestra la tomó de la mano y la niña entre sollozos caminó a su lado sin resistencia, la seño la llevó al aula donde todos sus compañeros se reían de ella, todo se volvió confuso, las caras de esos estúpidos niños se combirtieron en manchas de colores apagados, que después se difuminaron con la oscuridad y desaparecieron.
Continuará....